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Escritura Creativa

Escritos de la actividad: te doy un espacio en mi blog.

En el 2019, entendiendo que uno de mis valores como marca personal es la ‘‘colaboración’’, empecé a darle participación en mi blog a personas que pudieran inspirar desde sus letras. La primera actividad que realice fue junto a tres chicas que, a mi lado, escribieron sobre los estereotipos. Más adelante, acompañada de tres chicas distintas, escribimos sobre el amor propio. En esta dinámica, también cree los primeros t-shirts con el nombre del proyecto y me reuní con cada una de ellas, para así conocerlas, hacernos una sesión de fotos y hablar sobre el tema elegido.

Debido a la pandemia, tuve que darle un giro a esta actividad. Por lo que, el año pasado nace: Te doy un espacio en blog. Una actividad donde busco fomentar las colaboraciones, la lectura y la escritura, al compartir textos de escritores que quieran empezar a darse a conocer y empoderarse de sus creaciones. Una de las personas que me inspiró en darle un giro a esta actividad fue Nathalia Medina, de el proyecto The Key Item.

En esta ocasión, a raíz del mes febrero, conocido como el mes del amor y la amistad, decidí enfocar la actividad a escritura sobre el amor. Sin embargo, no solo se trata de escribir sobre el amor, sino de inspirarnos al salir a mirar el mundo como escritores. Desde observar una persona, un animal o un lugar. Con la finalidad de que fomentáramos nuestra creatividad en nuestra cotidianidad y entendamos que de todo lo que nos rodea, podemos crear.

A continuación, puedes leer los escritos de las personas que se atrevieron a ser parte de esta dinámica:

Género literario: Lírico

Nombre de autora: Dui Saray Delgado

Cuenta de Instagram: @duidelgado

Bajo mi cama

Una cueva…

Abierta con arañazos que me han enseñado el significado de amar.

En otra oportunidad,

la locura se habría apoderado de mí.

Mi cama, mi lecho vuelto un desparpajo.

Ahora sólo me invade una ternura infinita,

un estado inexplicable,

apacible, fortuito…

Y comprendo que, para él,

es un templo.

Inhabitable por otros.

¡Bajo mi cama!

Contigo, pero sin ti.

Eres un mensaje, has sido un mensaje…

La soledad ahora es amar-se.

Amar-ser.

Verte feliz me hace amar-te.

Mi espacio, mi ser son ahora un tesoro,

que cuido a toda costa.

Oponte como siempre a mis deseos…

Deja sin alimento al control que es justamente lo contrario al amor.

Sígueme enseñando… ¡Gracias, amor gatuno!

Género literario: Narrativo

Nombre de autora: Lauren Benzant

Cuenta de Instagram: @laurenbenzantrd

Título: Un amor de antaño

Daniel y Lexy, tomaron caminos distintos, pero el destino les tenía planes que ellos no se imaginaban. Su relación comenzó cuando estaban en la universidad, el amor que se tenían era el más envidiado por todos, pero envidia de la buena. Nadie pensaba que algún día romperían, pero como dicen que todo tiene un final y la relación más codiciada de todo el recinto no era la acepción. Una semana antes de su esperada boda le pusieron punto final a su cuento de hadas.

—Lexy, tenemos que platicar. —Le dijo Daniel a su entonces prometida en un hilito de voz que se le sentía lo destrozado que estaba.

—¿Pasa algo cariño? No me gusta el tono de voz que traes, —Le dijo Lexy.

—Prometimos hablar siempre con la verdad, y esto que voy a decir me duele más a mí que a ti, mi alma.

—No lo digas, —le dijo Lexy, cuando al fin entendió el sentido sus palabras. No quiero saberlo. — Dijo, mientras pasaba sus dedos por sus ojos azules que ahora estaban cristalinos por las lágrimas acumuladas.

—Por favor déjame que te explique, es importante para mí Lexy, porque, aunque no lo creas yo te amo. Y este amor lo sentiré hasta el día en que me muera.

—Es mejor que te vayas… No quiero volver a verte.

Y así fue como esta historia de amor entre dos universitarios que tenían el mundo para ellos, que se amaban tanto o más que Romeo y Julieta, un amor destinado a prevalecer en el tiempo, acabo en una simple frase ´´No quiero volver a verte´´. Así fue, Daniel y Lexy, nunca más volvieron a verse, ni hablarse, ni encontrarse por casualidad ni nada, su historia quedo borrada de la mente de todos sus conocidos y, de ellos también, al menos eso creían.

Cada uno tomó distinto camino; Daniel se fue del país a empezar una nueva vida que él no pidió, pero que por cosas del destino le tocó vivir; Lexy, siguió con su vida, trato de empezar de cero en otra ciudad, alejada de todo lo que le recordaba a él, salió con uno y con otro para borrar las huellas de aquel amor que parecía no querer salir de su corazón, pero le fue imposible, en cada romance que tenía era como un recordatorio de que no tendría nada parecido a lo que tuvo con su gran amor Daniel.

—Lexy, ya debes superarlo, —le decía, su amiga, Mónica quien había vivido su amor y su desdicha desde el primer momento.

—Crees que es fácil para mi deshacerme de su recuerdo, — le respondió ella. Si lo fuera ya hace mucho que lo habría arrancado de mí, Moni…  —dijo casi en un hilo de voz. Nunca es fácil olvidar un amor tan real, y más sin una explicación… —dijo pensativa. Creo que debí escucharlo, así no me dolería tanto.

En algo tenía razón Lexy, quizás si lo hubiera escuchado, si supiera la verdad detrás de su decisión, tal vez el dolor sería menos. Y así pasaron los años, ambos siguieron su vida, cada uno sobrevivió a su manera, pero el recuerdo de uno en el otro seguía vivo a pesar de los años.

—¿Papi, en que piensas? Te veo triste y no me gusta que estés así, —le dijo Marie, a su padre.

—Hija mía… hay cosas que por más que uno quiera borrar siguen presente, pero algún día lo entenderás, quizás tenga el valor de contártelo, — le dijo Daniel.

Daniel perdió al amor de su vida, por hacer lo correcto, por seguir los patrones de conductas aprendido de sus padres y por los valores inculcados. Este se casó con la madre de su hija, quien falleció al dar a luz a su pequeña Marie, quien desde ese momento se convertiría en la niña de sus ojos. Pero aún con esta bendición Daniel se sentía incompleto por no haber tenido la dicha de sentir esa felicidad junto a Lexy, y culpable por no poder amar aquella mujer que lo hizo el hombre más afortunado del mundo.

Pero como había dicho, el destino a veces nos tiene planes inesperados y quien iba a decir que Marie sería quien volviera a reiniciar aquella historia perdida en el tiempo. Aún recuerdo cuando Marie y Lexy, se conocieron. Esta viajo a España para recibir una conferencia de la aclamada autora de ´´ Un amor en el tiempo´´. Se hicieron amigas y Lexy, le conto como surgió aquella historia del libro más leído por los adolescentes. Ya para esa época Daniel, le había contado su hija la historia con aquella mujer a quien amo y que seguirá amando hasta el día su muerte. Para Marie fue muy fácil atar cabos y llegar a la conclusión de que el amor en el tiempo de su autora favorita era su padre y que esa mujer a quien su padre amaría hasta su muerta era aquella autora.

—Marie, ¿Qué hacemos aquí? —pregunto Daniel confuso. No creyó que volvería aquel lugar donde Lexy, le dijo que no quería volver a verlo.

—Es una sorpresa, papi. Solo espérame aquí, sé que me lo agradecerás.

—Porque elegiste este lugar, —le decía Lexy, a Marie mientras caminaban.

—Es una sorpresa y espero que sea de tu agrado.

Al llegar al punto de encuentro, Daniel estaba de espaldas y al ver aquella figura como siempre la recordó, con la variante de que tenía el pelo canoso. Lexy, casi se tambalea sobre sus pies, su primer instinto fue hablarle, pero solo se dio la vuelta para ver a Marie, que estaba detrás de ella, y quien dijo en voz alta: Un amor de antaño no puede perderse en el tiempo. Ahí fue cuando Daniel, se dio la vuelta en conjunto con Lexy… Y supieron que el destino quiso que las cosas fueran así, para reafirmar que un amor si puede prevalecer en el tiempo a pesar de los años. Y dos meses después Lexy, salía del altar de brazos de su gran amor.

Género literario: Lírico

Nombre de autora: Elena Isabel Conde

Cuenta de Instagram: @princess_eiconde

Título: Amistad eterna

Si pudiera mirar el horizonte, si pudiera mirarlo una y otra vez,

No sé qué pudiera pensar, si veo sus recuerdos en mi cabeza,

Como un video que se está grabando para subirse a las redes,

Pienso en ti, todos los días, todas las noches, todos los meses

Su compañía me hace falta, también las veces que compartimos,

Los días en la Alianza, cuando estábamos juntas, solo nosotras tres,

Los años que las conocí, fueron los mejores deseos de mi existencia,

Porque de no ser por ustedes, amigas mías, no sé qué sería mi vida

Género literario: Narrativo

Nombre de autora: Danerine Anthuanet

Cuenta de Instagram: @danerine.anthuanet

Título: El amor incondicional e infinito

Lucía como una gigantesca pelota llena de aire, que, en lugar de hacerme más ligera, anclaba todo mi peso sobre el suelo. Mi reflejo me había dejado sorprendida. Habían pasado solo cinco meses y parecía que llevaba diez de gestación. Si el doctor no me hubiera dicho que el tamaño de mi panza (era realmente gigantesca) estaba bien para ser una embarazada de mellizos, pensaría que cargaba con trillizos.

Y es que, sin conocer sus sexos, sentía que serían una parejita de hermanos. Un varón y una mujercita, una dupla que se entendería y me sería más fácil criar. Ese era mi mayor anhelo, tanto que cerraba las puertas al pensamiento de gemelos.

Frente a ese espejo en tan solo ropa interior, veía a una mujer con estrías y pies hinchados. Nunca me había acomplejado de mi imagen, pero en ese momento extrañaba a la muchacha que tenía una cintura fina y piernas de palillo. Otro asunto similar era mi cara. Las ojeras me hacían ver como un mapache viejo. Mis cachetes se habían desinflado y mi cabello estaba amarrado en un moño que no parecía un moño, sino más bien un nabo con muchas raíces. Pese a todo los desperfectos de mi imagen, nada borraba mi sonrisa boba que se dibujaba en mis labios. Con mis manos acariciaba suavemente mi vientre. El solo rozar la yema de mis dedos con esa parte de mi cuerpo me hacía feliz. Incluso por momentos hablaba a mi barriga, creyendo que me entenderían, aunque el doctor había dicho que a su forma lo hacían.

Les contaba sobre los planes que tenía para ellos. Los futuros viajes que haríamos los tres juntos, las cosas que haríamos para pasar el rato, aconsejando que no hicieran renegar mucho a mami (hay que inducirlos desde el vientre), hablando acerca de sus abuelos maternos y los demás integrantes de su familia.

Otra cosa que amaba hacer era que escucharan música. Y no solo les hacía oír a Mozart o Beethoven. También baladas románticas y cumbias de parranda, para que tuvieran gustos diversos sin discriminar un solo género musical. También había desechado el consumo de ají de mis platos, algo que antes de ser madre era inconcebible para cada comida de mi día a día, y lo había reemplazado por vitaminas y suplementos nutricionales.

Deseaba que fueran felices, y contribuiría a ello a todo costo. Quería lo mejor para ellos. Dos bebes risueños y expertos en el arte de enamorar de todo a quien que los viera, aunque sea por unos segundos. Que cada necesidad fuera cubierta con prontitud para evitarles lágrimas de más.

Que crecieran sabiendo que tienen el amor de un ser que daría todo de su ser por sus vidas por más mínimo que fuera el peligro o por muy corto que fuera el temor. Estaría siempre tras sus pasos, conduciéndolos mientras sujetaba sus manitas para ayudarlos cada vez que se presentara un obstáculo en su camino. El resto de mis días serían dedicados a ellos y su crecimiento. Desde que los concebí me invadió una extraña sensación, la del temor si es que en algún momento algo les pasara, pero también el valor más que suficiente para protegerlos

Y es que nadie conoce el límite del amor de una madre, porque no existe. Es infinito, es único y especial.

Género literario: Narrativo

Nombre de autora: Virginia Hernández

Cuenta de Instagram: @virginiahernandez966

Título: Amor de verano

Caminaba sola por la vida. Carola, llevaba en su valija su diario íntimo, lleno de sueños, proyectos, ilusiones, esperanzas, ganas de vivir la vida, y el deseo de conocer a su gran amor. Le encantaba viajar y conocer lugares. Pero esa vez, ese verano prefiero ir a visitar a su querida amiga “Sofía”, que vivía en “Mar de la plata”, saco boleto y marcho a “La Ciudad Feliz”.

El viaje fue larguísimo, cansador, bajo del micro allí, Sofia, corrió para abrazar a su vieja amiga de infancia, lágrimas de alegría secaron con sus pañuelos.

—Juntas después de tanto tiempo. —Dijo Carola, levantando su equipaje.

Pidió un taxi en la terminal y se hospedo en la casa de su amiga. Al llegar, se acomodó en el departamento, dejó las valijas al costado del comedor, no espero Sofia, en preparar para tomar café caliente, se charlaron todo, las horas pasaron. ¡Qué manera de reírse!, cuando ya no había más palabras, por un momento se miraron a los ojos y unas lágrimas corrieron por el rostro de las muchachas.

Al día siguiente Carola, se despertó por culpa de un sol radiante que dio sobre su cara, se levantó, tomó el desabillé que había dejado en la punta de la cama, abrió la puerta de la habitación y camino hasta el baño, se dio una ducha y un buen desayuno vino después. Al pasar una tranquila mañana, agarro los bolsos, equipo de mate, galletitas, ¡Todo estaba listo!

—¡Sofí, ¿Estas lista?

—Si amiga, veni a buscarme.

Juntas caminaron por la costa de la Ciudad Feliz, por esas playas bajo al rayo del sol, mirando como las olas iban y venían, ver la gente haciendo actividad física, paseando los perros, tomando mates con amigos, ¡Andando en bicicleta! ¡Pufff!, gente por todos lados, un día esplendido, con un cielo despejado y color celeste como el color de los ojos de Carola. Se descalzaron, tocaron la arena, el agua salada con los pies descalzos.

—¡Carguémonos de energías! —Grito Sofia, con los brazos abiertos, mientras el viento acaricia su largo cabello rubio.

Terminaron comiendo en McDonald’s, pidieron unas ricas hamburguesas, papa fritas, bastante mayonesa y una gaseosa para acompañar. Después de una mañana y una tarde de paseo entre amigas, volvieron al departamento a ver que hacían por la noche, como a las ocho ya había oscurecido y el cielo se veía estrellado. No hacia una gota de frío, especial clima para disfrutar a pleno.

—La noche se presta para conseguir tu príncipe azul amiga, con una sonrisa le decía Sofía, a Carola.

Una noche de verano, en una fiesta con amigos, lo conoció, luego de varias copas, de charlas y de bailar hasta el amanecer, se enamoró. ¡Eso pensó! y se dijo a sí misma, ¿Es Amor?, Y si, después de largos encuentros con él, el amor había tocado su puerta.

Un verano apasionada, enamorada, loca por su perfume, atrapada en su piel y sus ojos color café. La hipnotizaban esas palabras suaves y los detalles con flores, bombones la deslumbraban. “Es todo un caballero”, escribió Carola, en su diario íntimo, mientras esperaba sus llamadas por las noches, su pluma no paraba de sacar emociones.

—¿Un verano amado? —Le preguntaba a la luna, mientras el cerraba los ojos cada vez que lo besaba.

Una tarde lo esperaba sentada en el lugar de siempre, y no llego, no recibió ningún mensaje que dijera que estaba en camino, o que le había pasado algo, nada, sola quedo esperando su presencia. Pasaron varios días, parecía como que se lo había tragado la tierra, ni Sofía, sabia a pesar de que era amiga de Juan Manuel.

En esa misma tarde, sentada en banco de la plaza se quede sola un par de horas, sacó de su cartera, su diario íntimo, lo necesitaba, y escribió y escribió… Sus lágrimas, se derramaron por sus mejillas, mientras las palabras aparecían en esas hojas blancas, no supo de donde salieron tantas letras en segundos, como el amor, puede ser tan bello por un momento y tan cruel en un par de minutos pensó.

No había más nada por escribir, el amor toco su puerta, pero se marchó, pensaba que ya no iba a poder confiar en nadie, ya no podia ser la misma, y que jamás me podría volverse a enamorar, algo en la joven cambio.

Sofía, angustiada ya no sabía que decirle para calmar su dolor.

—¡No estés mal amiga!, ya va a pasar, podes contar conmigo siempre, le decía abrazándola.

—¡Lo se amiga, lo se!, es la primera vez que me pasa, ¡No sabes lo mal que me siento! Con sus manos sobre la cabeza.

—Me imagino, a mí me paso una vez, pero lo supere y mírame ahora, estoy mejor que nunca.

—El amor es así, a veces nos hace felices y otras veces nos hace daño. No bajes los brazos, todo saldrá bien, te quiero mucho.

—Yo más.

El verano ya estaba por terminar, al igual que sus vacaciones, debía partir a su casa. Preparo sus valijas y volvió a su ciudad. Después de varios meses un viaje a Buenos Aires realizo, pero al volver a su casa, lo hizo acompañada por Manuel, un joven maravilloso, había encontrado un amor de verdad, feliz después de haber sufrido tanto en el amor, pero un “Príncipe azul” golpeo nuevamente  a su puerta, pero esta vez para quedarse.

Espero que hayas disfrutado de esta actividad, si deseas se parte de la próxima, mantente atento(a) a mis publicaciones de Instagram o el blog.

Gracias por ser parte de este proyecto.

– Indhira Castro